Según expertos argentinos, el guanaco -considerado por algunos una plaga- puede ayudar a combatir la desertificación y también generar gran riqueza para la región.
Argentina tiene la mayor cantidad de guanacos del planeta, un animal silvestre ascendiente de la llama que sólo existe en cinco países de América del Sur, y que es famoso por escupir.
En Bolivia, Paraguay y Perú quedan tan pocos ejemplares que se la ha declarado una especie en peligro de extinción. Sin embargo, en la región de la Patagonia aún habitan cientos de miles de estos camélidos, ya que es un animal especialmente adaptado a regiones áridas.
En la austral provincia argentina de Santa Cruz, donde vive la población más grande de guanacos, su presencia es tan grande que incluso algunos lo consideran una plaga. Un grupo de diputados de la Legislatura provincial pidió en junio pasado que se lo declare una especie perjudicial y que se controle su población, por considerar que la presencia de este animal en las rutas es un peligro y provoca accidentes viales. Esa petición generó una ola de repudio de parte de organizaciones ambientalistas y la controversia incluso llevó a que el mismo Estado decidiera difundir algunos datos sorprendentes sobre un animal casi ignoto en el país, a pesar de su presencia milenaria.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) publicó un comunicado en el que explica que, lejos de ser perjudicial, el guanaco tiene características que podrían ayudar a preservar esta región y además ofrece un enorme potencial económico aún sin explotar. ‘(El guanaco) posee una de las fibras más finas del reino animal, muy apreciada por su impermeabilidad y suavidad en el mercado textil internacional’, informó el organismo estatal.
Gabriela Lichtenstein, investigadora del Conicet y presidenta del Grupo de Especialistas en Camélidos Sudamericanos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), le dijo a BBC Mundo que la fibra del guanaco es incluso más fina que el cachemir y la alpaca, algo que muy pocos saben. Según la experta, el pelo de este camélido sudamericano llegó a valer hasta US$180 el kilo hace unos años, mientras que la lana de oveja -el principal ganado de la Patagonia- vale apenas unos US$6.